Las parteras no dan abasto en Ysbilia. Nacen muchos niños para reponer a los caídos por la Plaga, pero no todos ellos son deseados. Aquellos pequeños que no tienen la suerte de ser acogidos por sus padres, ya sea al nacer, o a una edad más avanzadas, acaban a las puertas de conventos y tabernas, donde, con suerte, malvivirán hasta alcanzar la edad suficiente como para “ganarse la vida” por ellos mismos.